Chihuahua, Chih.
Déjà Vu: Término francés que significa «ya visto». El concepto describe la sensación que experimenta una persona al pensar que ya ha vivido con anterioridad un hecho que, en realidad, es novedoso.
Casi al mismo tiempo en que se empezaban a desgranar las informaciones de quienes se habían inscrito, a los distintos cargos de elección en el bloque partidario del gobierno, y en el de la oposición se decantan también los aspirantes, las dos precandidatas presidenciales efectuaban sendos eventos, a primera vista semejantes, en la realidad diferentes.
Pero ambos rezumaron oleadas de nostalgia, de pasado, de añejas trayectorias partidistas.
En tanto que Claudia Sheinbaum presentaba a los responsables-integrantes de los «Diálogos por la Transformación», Xóchitl anunciaba la integración de su equipo de campaña.
Así, en esos eventos se ilustra la diferencia del momento que viven ambas campañas. En tanto la oficialista adelanta el grupo de «expertos» que ‘dialogarán’ con la sociedad para elaborar su propuesta de gobierno, la hidalguense Xóchitl Gálvez apenas anunciaba a los que le ayudarán en la conducción de la campaña.
No hubo sorpresas. En tanto que Claudia se mantuvo en el eje articulador de su campaña -la continuidad- sin apartarse un ápice, Xóchitl continuó en el camino mostrado en las últimas semanas: Se arropó con las élites dirigentes de los partidos de la coalición del nombre ‘amoroso’: Fuerza y Corazón.
Claudia insistirá en el discurso efectuado hasta ahora con distintas modalidades discursivas, pero todas poniendo el acento en que su gobierno, de darse, sería la siguiente etapa de la iniciada por AMLO.
Sin embargo, luego del anuncio del dirigente de MC, Dante Delgado, posterior al deplorable espectáculo protagonizado por el gobernador de Nuevo León, Samuel García, en el sentido de que se ‘terminaba’ el «bloque de contención», que sirvió para impedir la aprobación de varias reformas constitucionales promovidas por el presidente, López Obrador anunció un día después que probablemente en febrero enviaría su propuesta de reforma al poder judicial.
Por eso, y salvo algunas novedades, como la del ex gobernador Javier Corral Jurado, la de Arturo Zaldívar, ex ministro de la SCJN y alguno que otro académico, los demás integrantes de ese grupo dirigido por Juan Ramón de la Fuente son los que ya venían en el barco de la 4T: Gerardo Esquivel Hernández, ex gobernador del Banco de México; Omar García Harfuch, ex secretario de Seguridad en la Ciudad de México; la senadora Susana Harp, a la que el presidente no consideró la mejor propuesta para el gobierno de Oaxaca, Lorenzo Meyer Cosío.
La senadora Olga Sánchez Cordero, ex ministra, ex secretaria de Gobernación así como la coordinadora de asesores de Claudia, Diana Alarcón González, y la senadora Ifigenia Martínez, entre otros menos conocidos.
Ese fue el tono del discurso de Juan Ramón de la Fuente, coordinador del grupo y ex secretario de Educación con Ernesto Zedillo, quien aportó el matiz: «Tenemos ante nosotros una causa noble y una oportunidad histórica: consolidar la transformación del país y hacerlo de una manera cada vez más inclusiva, abierta y con una profunda convicción democrática y dialogante».
Político tan experimentado no lanza frases como esas en evento tan importante -el del lanzamiento de la precandidatura- que son un rotundo mentís a la conducta presidencial, prácticamente en todo.
En esa reunión, Sheinbaum delineó los puntos estratégicos a plantear al país para darle «continuidad a la transformación»:
Mantener la austeridad republicana, disciplina financiera fiscal; mantener programas sociales para convertirlos en derechos; seguir aumentando el salario mínimo… etc.
Y como cereza del pastel, la Reforma al Poder Judicial, que no es propuesta de la precandidata sino terquedad del presidente.
¿Cómo se atreven a proponerle al país esa continuidad? ¿A un país que llegará a los 200 mil mexicanos asesinados en el curso de este sexenio, a los que deberíamos sumarle los cerca de 100 mil desaparecidos en el mismo lapso?
¿Sabrán, o no les importa, que esas cifras implican haber afectado directamente a 10 millones de mexicanos, porque, por lo menos 50 personas, del círculo de cada víctima fatal, resultan afectadas?
¿Cómo prometen continuar como hasta ahora sin, siquiera mencionar el agudo proceso de empoderamiento de los militares, y cuyo fracaso en seguridad pública, no solo es más que evidente, sino extremadamente doloroso?
A ellos, que hablan de protagonizar la Cuarta Transformación, y que solo reproducen, hasta la saciedad, los vicios, defectos y conductas de la clase política mexicana., a cuyos integrantes les reparten lujosos platos de lentejas.
Peor, que intentarán llevar -si ganaran la elección- al ex gobernador Corral como el nuevo adalid del combate a la corrupción.
¡No tienen medida!
O quizá si saben lo que hacen.
Y las sorpresas que nos faltan.
Enfrente no cantal mal las rancheras.
Xóchitl anunció con bombo y platillo a su equipo de campaña y nos retrotrajo al pasado.
Flanqueada por la panista Kenia López Ramadán y la priista Carolina Vaggio, Secretaria General del Comité Nacional, la precandidata anunció su equipo.
Fue como si todo el pasado de las últimas dos décadas se nos viniera encima, un enorme déjà vu.
Que los partidos de la Coalición Fuerza y Corazón, abanderada por Xóchitl Gálvez, cinco años después del cataclismo que los sacó de la presidencia de la república -y casi del mapa político- no hayan asimilado el tremendo mensaje que les espetó la sociedad mexicana, no asombra, pero que la hidalguense no se haya percatado de eso y asumiera una postura política más acorde a lo que animó a centenares de miles a salir a las calles a respaldar al INE, desarma.
Sí, porque ella y las dirigencias partidarias pudieron intuirlo ante el tremendo éxito alcanzado por Xóchitl cuando anunció que buscaría la presidencia de la república.
De pronto, millones la conocieron y otros tantos empezaron a oír su nombre. En esos días -los de la tocada a la puerta de Palacio Nacional y que el presidente no la escuchara- los partidos de oposición y con ellos millones de mexicanos opuestos al presidente y/o la 4T, tuvieron la certidumbre de tener, ya, candidata.
Pero esa certidumbre debería ser acompañada de una profunda convicción de que, efectivamente, se necesitaba poner distancia de las élites del PRI-PAN-PRD.
Es decir, construir una opción desde la ciudadanía y que así fuera percibida por ésta.
No, las cúpulas partidarias se enfrascaron en los mismos procedimientos de antes para elegir a los ocupantes de las diputaciones y senadurías.
No se promovió a una sola figura de la sociedad civil, de las dirigencias de las organizaciones civiles, feministas, derechohumanistas; nadie de las madres buscadoras, nadie del mundo académico.
En cambio, la promoción y soterradas disputas se daban en las alturas de los partidos de oposición.
En ese equipo debiera iniciar la aplicación de los objetivos estratégicos que sintetizó en «si algo está bien, se queda, como son los programas sociales. Si algo puede mejorar, lo mejoramos, como es la economía. Si algo está mal, lo vamos a arreglar, como es la salud y la inseguridad».
Asombra que los perfiles ciudadanos sean los menos, entre ellos la feminista-derechohumanista Alessandra Rojo de la Vega, y Alejandra Latapí (Ex consejera del IFE, ex representante de Coparmex ante la Cámara de Diputados).
El colmo. En el enlace con los jóvenes y las mujeres las designadas son, o fueron, las responsables de esas áreas en el ¡PRD! y la encargada del enlace con los campesinos es la muy recientemente integrada al Comité Nacional de la -cuasi extinta- CNC, Leticia Barrera Maldonado.
Y faltan las designaciones de candidatos. La sorpresa sería que ahí sí aparecieran los perfiles ciudadanos en las candidaturas chihuahuenses, esos que impulsaron la precandidatura de Xóchitl Gálvez.
En tanto, a los morenos aún les faltan más sorpresas.
La aparición del ex alcalde juarense Héctor «Teto» Murguía, con fuerza electoral (Qué tanta no sabemos) por la vía del PT, porque ese es el acuerdo, que cada partido haga propuestas para sumarlos a los que serán encuestados y que sea la «encuesta» la que determine a los candidatos.
El anuncio de que será mujer la que ocupe la primera fórmula de candidaturas al senado por Chihuahua parecía el fin de las molestias que tuvieran, no pocos ‘morenos’, deberían votar por Teto.
No es así. Podría aparecer como candidato en la segunda fórmula. Y solo ser senador si Morena gana la elección en Chihuahua.
Además, y no lo pueden echar en saco roto, el ex gobernador Corral peleará ardorosamente por regresar al lugar del que no le gustaría salir nunca, -y por la vía preferida por él, la plurinominal-: El Congreso de la Unión.
Y ahora que los senadores se pueden reelegir ¿Se lo imaginan doce años seguidos como senador?
N’ombre ¡Qué chulada de máiz prieto es Morena! ¡No te acabes morenaza!
La agresión al periodista y escritor Arcadio Sánchez Rodríguez, de Nuevo Casas Grandes, como todas, es inaceptable, debe ser plenamente esclarecida y castigados sus perpetradores.
Columna de Plata-APCJ: 2008, 2015, 2017, 2022 y 2023
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