Chihuahua, Chih.
Sin ninguna duda se deberá reconocer la labor de El Diario de Chihuahua.
Podrá discreparse, o coincidir, de la línea editorial, en algún momento, en varios temas de la riquísima vida social de Chihuahua, pero no se podrá escatimar su invaluable aportación al enriquecimiento de la vida democrática de la entidad, pues todas, absolutamente todas las corrientes sociales y políticas y todos los actores políticos, sociales y económicos han encontrado cabida en sus páginas.
Desde el punto de vista personal, agradezco su hospitalidad a lo largo de casi 22 años, desde 1996, en dos períodos.
En este espacio he escrito de todo, sin ninguna cortapisa. ¡Gracias!
¡Feliz 35o. Aniversario!
No hay margen a la duda, el dirigente estatal del PRI en Chihuahua, Omar Bazán, anunció que se podría hacer una alianza con el PAN, pero no necesariamente sólo con este partido.
Luego de efectuar a lo largo de los últimos meses una crítica casi permanente al gobierno del panista Javier Corral, afirmó que al celebrarse la hipotética alianza, “sería con el PAN, pero no con Corral”, debido a que éste, señaló, “ya está más con (Marcelo) Ebrard y con Morena, que con su partido”; lo que necesitamos hacer, dijo, es “quitarle a López Obrador la mayoría de la Cámara de Diputados, para que no siga dañando al país”. (Chihuahua, 4/VIII/20, Aserto Radio, Antena 102.5FM).
“SI se llegara la alianza con este partido político, repito, sería con este partido, nunca lo haríamos con Corral; el mal gobernador no merece que le reconozcamos los priistas lo que no ha funcionado en su gobierno”, señaló Bazán.
A su vez, la ahora presidente estatal panista, Rocío Reza, expresó su acuerdo en buscar tal alianza, a pesar de que “no sería bien vista, ni por la ciudadanía, ni por nuestros militantes”, y también coincidió en la argumentación para efectuar una alianza que se antojaba imposible hasta apenas unos meses atrás, pero el triunfo de López Obrador ha influido determinantemente en la vida política del país.
Es crucial para López Obrador mantener la mayoría en la Cámara de Diputados, aunque fuese para una sola cosa, la aprobación del presupuesto de los restantes años de su gestión.
Hasta ahora, después de la legislatura 1994-1997, solo la actual había alcanzado la mayoría de diputados, lo que abrió la puerta a una época en la que los presidentes (Zedillo, Fox, Calderón y Peña Nieto) se vieron obligados a buscar acuerdos con los legisladores y partidos de oposición, a fin de obtener las aprobaciones de los presupuestos, proyectos, programas y nombramientos del gobernante en turno.
Y al igual que ahora, la enorme mayoría de quienes integraban los grupos parlamentarios de los partidos de oposición, sus posturas eran sólo de apariencia, a la menor insinuación estaban prestos a la negociación, al acuerdo y al sometimiento a las directrices del presidente.
Tal ocurre ahora, con algunas excepciones individuales, están en plena etapa de vendimia, en conjunto, o sus legisladores en lo individual, ya sea con Morena (a la que ayudaron a contar con mayoría calificada en la Cámara de Diputados, al transferirle algunos diputados al grupo parlamentario del partido del presidente), o con el PAN, o bien algunos legisladores votan conforme a sus conveniencias.
O lo peor, que un buen número de legisladores, de distintos partidos, han cambiado su pertenencia y han migrado al partido del presidente, de una manera aún peor que en las décadas previas.
La debacle de los partidos es severa, de ahí que tratar de efectuar las alianzas y la conformación de frentes partidarios, como antes, es probable que no sean tan exitosas para las élites partidarias.
Rocío Reza lo dijo muy claramente, en otros términos, pero que refleja bien el lenguaje de la clase política mexicana: “No me gusta, pero me lo tengo que tragar”.
Planteó otra alternativa, para no aliarse formalmente con el PRI, la de hacer “hacer un frente común, una alianza ciudadana, para tener la oportunidad de retomar el rumbo de México”, debido al “sentido de urgencia en el país”.
Como si no les hubiese pasado un tsunami por encima, ambos dirigentes estatales asumen que la ciudadanía los estará esperando -como antes- y que, de manera automática, al desencantarse de Morena y su gobierno, optará por ellos.
Lo saben, o lo intuyen. “Una alianza formal con el PRI no sería posible porque la ciudadanía no lo vería con bien, el PAN está dispuesto a trabajar con la sociedad civil organizada con el firme objetivo de retomar el rumbo del país”.
¿Retomar el rumbo? ¿Para regresar al pasado?
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