Chihuahua, Chih.
“Un deseo no cambia nada Una decisión lo cambia todo”
Jodorowsky
Hay protagonismos que impone la realidad. El virus SARS-CoV2, que se ha extendido en la mayor parte del planeta, ha puesto al personal de la salud en la primera línea de combate. La escena para el dramatis personae del personaje social formado por médicos y enfermeras. Eso la mayoría lo tiene claro, por eso sigue las indicaciones para tomar la sana distancia y adoptar el confinamiento voluntario como medidas, entre otras, para orientar la gradualidad hasta aplanar y controlar la epidemia, para situarla en el repertorio de infecciones en vías de producir su cura específica.
Al contrario de esta consideración, hay políticos que encuentran la ocasión de ocupar el escenario que estelarizarían para su consecuente proyección política. Es el caso de gobernadores que han difundido videos nauseabundos, como lo hicieron los de Baja California, Michoacán y Jalisco.
Ignoro si antes de lanzarse al ruedo de medios y redes tuvieron una comunicación documentable de sus diferencias con la autoridad sanitaria federal, donde pusieron el fundamento de sus diferencias en la materia. Lo que dejan ver los videos del exabrupto son gobernadores enojados y valentones, en disposición de encabezar una rebelión (ja-ja, la risa es incontenible) en contra de las disposiciones sanitarias de la emergencia, pero, sobre todo, de la información pública sobre el avance de la epidemia. Se vieron fuera de lugar, dejando bajo cubierta los intereses personales que mueven sus grotescos ademanes que acompañaron sus palabras recriminatorias.
Me es claro que mientras duró el primado del partido hegemónico (PRI), esos desplantes no tenían lugar o eran eficazmente sometidos. Que la distribución del poder entre los partidos desde el sexenio de Carlos Salinas de Gortari, ya fuera por “concertacesión” o elección, no ha merecido la investigación puntual de sus distintas consecuencias. El bipartidismo que despuntó, para después integrar al PRD en la danza de las gubernaturas, tenía que ver más con la capacidad de influir de cada oligarquía estatal que con la expresión de la voluntad popular.
Lo cierto es que hay un antes y un después, el peso de las gubernaturas como antecedente de acceso a la presidencia de la república. La apertura de una estructura programática para la disposición de recursos presupuestales sin controles eficaces, una invitación a la corrupción. La cobertura de las actividades criminales de la delincuencia organizada. Los gobernadores y su escasa aportación a la democratización del país, su acceso al puesto de elección popular como palanca de acumulación, de enriquecimiento de su familia y de colaboradores cercanos.
Estos componentes de su mala conducta explican, en parte, la revolución que se decidió en las urnas en junio de 2018. Hay gobernadores que no lo aceptan aun cuando fueron beneficiarios de esa revolución, la que no ha detenido su onda expansiva, Jaime Bonilla y Miguel Barbosa, por ejemplo.
Para enfrentar la epidemia, vale considerar, los políticos son disciplinados actores de reparto. Su circo se pospone hasta nuevo aviso.
Salud y larga vida.
Profesor por Oposición de la Facultad Derecho de la UACH
@Profesor_F