Chihuahua, Chih.
Existen varios factores que avizoran que el próximo domingo el abstencionismo electoral rebasará los porcentajes de las elecciones locales pasadas. Los factores de índole electoral, son el empalmamiento de las elecciones federales con las locales, el excesivo número de partidos contendientes y la inexperiencia política de la inmensa mayoría de los candidatos.
Por otra parte, la pandemia de Covid-19 y el incremento de los índices de violencia criminal, sin duda alguna, reducirá la presencia de electores en las casillas electorales en todo el país. Aunado a la eventualidad de que un sinnúmero de casillas no puedan ser instaladas por el desinterés de la ciudadanía para participar como funcionarios de casillas, por el mísero apoyo económico que reciben.
Un factor inesperado, por demás impactante: las declinaciones de los candidatos con escasas posibilidades de un triunfo electoral, que no solo modificarán, de manera significativa, los resultados de las encuestas electorales; sino además, incrementará la decepción de los militantes y simpatizantes que apoyaban a los candidatos que declinaron a su candidatura.
Una cuestión muy interesante que será definida hasta el día de la jornada electoral, es si el voto ‘útil’ será emitido a favor de los candidatos favorecidos con las declinaciones electorales; o más bien incrementará, exponencialmente, el porcentaje de los votos nulos.
De igual manera, el porcentaje tradicional de votos nulos podría incrementarse, dada la autorización -otorgada por los órganos electorales- para que el elector pueda emitir su voto a favor de los partidos coaligados; lo cual genera un amplio margen para que, en caso de un error al emitir su voto, este sea considerado nulo.
Para evitarlo, es más que suficiente exigirle al electorado que su voto sea emitido a favor de un solo partido político. Ya que de no ser así (siempre y cuando cruce correctamente el cuadro de los partidos políticos coaligados), el voto emitido de reparte entre los ellos.
Lo anterior, es absurdo, ya que el voto a favor de los partidos coaligados puede fraccionarse y contar como medio voto; inclusive, contarse por un tercio de un voto. Lo que conlleva a que los funcionarios de casilla tengan que realizar operaciones aritméticas más complicadas, con el consecuente riesgo de equivocarse en la apreciación del voto emitido.
Por otra parte, es oportuno mencionar los porcentajes de votos nulos obtenidos en las elecciones de Gobernador en los comicios locales del 2010 y del 2016, para tener una apreciación actual de la cantidad de votos emitidos que son anulados por diversos motivos:
En la elección en la que resultó electo “El Vulgar Ladrón”, en números redondos, la participación electoral fue del 40%, con la emisión de un millón de votos. De los cuales 35,000 fueron votos nulos; es decir, un 3.5% del total de los votos emitidos. Cantidad muy superior a los votos obtenidos por el PRD.
En la elección en la que resultó electo “El Inútil”, en números redondos, la participación electoral fue del 50%, con la emisión de un millón trescientos mil votos. De los cuales, 43,000 fueron votos nulos; es decir, un 3.35% del total de los votos emitidos. En esta elección, los votos nulos casi igualó la votación obtenida por tres partidos políticos juntos: el PRD, el PT y el Verde.
A mi parecer, en los presentes comicios locales, muy probable que la cantidad de votos nulos sobrepase el 5% de la votación total, como consecuencia de la conjunción de los factores (electorales, de salud e inseguridad) antes mencionados.
En especial, la pobreza de las propuestas de los candidatos habrán de generar una decepción mayúscula en la ciudadanía chihuahuense, harta ya de tanta hipocresía política de los gobernantes en turno.