Chihuahua, Chih
Hace unos días, el diputado local Carlos Olson San Vicente emitió uno de los más discriminatorios agravios transfóbicos de los que tengamos registro; básicamente, aprovechando el equívoco publicitario de un supermercado que curiosamente para el pasado mes de junio declaró en sus políticas internas y de mercado: “Love Wins: Walmart PRIDE, Walmart Proud” (El amor gana; Walmart ORGULLO, Walmart orgullosamente), comparó a las personas trans con verduras, solo porque en un cartel se anunciaba una oferta de aguacate en el estante de las cebollas, aludiendo al viejo mito conservador y patologizante de que las personas trans “viven en un cuerpo equivocado” y definiendo su existencia y realidad como “triste”. No obvio decir que nadie equivoca su cuerpo, es la sociedad la que desde la heterosexualidad y su moralina califica de equivocadas a las personas diversas.
Al margen de que el ejercicio y la expresión de la sexualidad históricamente ha representado una herramienta de opresión que, ha servido para configurar la sumisión femenina y para excluir a las personas que se fugan de los estereotipos de género y de la heterosexualidad obligatoria como régimen político de dominación, castigando severamente a quien no se sujeta a la misma (nuestro estado ostenta el 2do sitio nacional en crímenes de odio y sus tasas de feminicidio y transfeminicidio siguen al alza) y de que, la verdadera ideología de género es la que norma y define la forma en que nos debemos comportar, el modo en el que debemos ser las mujeres y los hombres, la ignorancia y la intolerancia del diputado Olson es de un talante extremo que debe ser exhibido como lo que ya no tiene cabida en sociedades de avanzada y sobre todo, de visibilizar la violencia que entraña su discurso de odio; ya que, el legislador no es un síntoma de un sistema político enfermo, es la grave enfermedad viral que se extiende.
La publicación -que se dio en su perfil de legislador, no en su muro privado- que no se ha borrado en una suerte de impune desafío por saberse respaldado por autoridades afines a su talante homolesbotransfobico, violenta el marco legal vigente y el entramado jurídico actual en materia de derechos humanos que existe en todos los niveles: desde el artículo 1° de la Carta Magna, el artículo 4° de la Constitución del estado de Chihuahua, las leyes federal y estatal para Prevenir y Eliminar la Discriminación, razón por la cual ya ha sido denunciado frente a la Comisión Estatal de Derechos Humanos y la CONAPRED, que es el Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación que, a pesar de no ser entes que emitan resoluciones vinculantes, si ejercen recomendaciones que contravienen la imagen de cualquier persona que pretenda seguir cultivando una carrera política, por diversas razones, ya sea por el irrespeto y las violaciones a la ley, así como la discriminación a las poblaciones y sectores de interés que se ven trastocados con sus manifestaciones.
Y es que no son dichos ni opiniones personales, son manifestaciones políticas que definen el carácter de él y su grupo político que pretenden convertir en política pública el odio que les caracteriza; porque contrario a la imagen de “hombre de familia” y de “valores” (religiosamente judeocristianos), su doble moral impera. Su discurso a la sociedad es uno, mientras que para sí mismo es otro, como lo podemos comprobar en la Columna GPS de este rotativo con fecha del 5 de marzo del presente año, titulada: “Se purifica con ceniza un día y al otro manda porno” que recoge en imágenes la evidencia confrontando la del diputado con ceniza en la frente invitando a un “tiempo de reflexión” por el inicio de la cuaresma a la lado de la denuncia realizada y recogida de redes sociales que lo exhiben compartiendo “packs” y pornografía.
De ahí cabe preguntarse, ¿a quién representa Carlos Olson? Es evidente que la sociedad chihuahuense NO es conservadora. La reciente Marcha del Orgullo LGBTTI+ organizada por el Comité de la Diversidad Sexual de Chihuahua sacó a la calle a más de 20 mil personas con el lema “Somos Familia” y eso es cierto: una avasallante apertura al respeto de la identidad de género y la orientación sexual de las personas se coloca socialmente en nuestra ciudad y el resto del estado a pasos lentos pero firmes, teniendo como base el reconocimiento de derechos humanos de las personas y sus familias. Cabe destacar que un ejercicio similar se hizo por primera vez en la historia en ciudad Cuauhtémoc, teniendo réplicas en Delicias, Camargo, Meoqui, Juárez, Parral y Jiménez con la misma finalidad.
¿A quién representa Carlos Olson? ¿A otros hombres como él -con poder y las mismas cuestionables practicas- que pretenden imponer una forma de vivir mientras que son expuestos en su misoginia? Lo cierto es que desde su bagaje que incluye una carrera política lamentable, trabajo legislativo nulo y su espacio carente de calidad moral, pretende imponer un modelo de vida y una forma de ver el mundo que infama derechos humanos garantizados en la Constitución.
¿Representa a la feligresía católica de la que pondera ser parte y para la que dice trabajar?
Jamás la sociedad y su muy baja base electoral recibió una disculpa pública por el comportamiento por el cual fue exhibido.
Como parlamentario (denominación genérica a la que no le hace justicia), como persona pública dedicada al quehacer de crear leyes debería al menos, si representa o no a las personas que le ofrecieron su voto o que viven en el distrito para el cual ejerce su función, lo mínimo que les debe es respetar la ley.
La discriminación señor legislador, es un delito.
@MarieLouSalomé