Chihuahua, Chih.
“Los chihuahuenses debemos superar el espíritu aldeano”: Javier Corral en “Encuentro Chihuahua: Problemas Contemporáneos de México”, septiembre 2016.
Las iniciativas de ley del gobernador Javier Corral en materia electoral, presentadas apenas el lunes anterior, a 22 días del plazo límite para modificar el marco legal electoral son, además de una tremenda grosería a los chihuahuenses, una enorme pifia legislativa y el intento de hacerle un gran fraude a la ley.
Sí, porque, pretendiendo “acrecentar la participación ciudadana” y mejorar la percepción societaria sobre los partidos políticos, comete los mismos errores y vicios que le atribuye a los organismos partidarios pues su propuesta no emergió, ni siquiera, de los foros a los que es tan afecto, mucho menos de la participación y conocimiento de la ciudadanía sobre las reformas “transformadoras” que propone el gobernador del amanecer aldeano.
No, la redactó “en lo oscurito” y, peor aún, recurrió a la copia del modelo argentino.
¿Cómo se habrá imaginado que podría impulsar una reforma tan compleja y tan profundamente modificadora del régimen de partidos existentes, cuando su propuesta central, la celebración de elecciones primarias, no forma parte de las discusiones recientes de una reforma electoral en México, en ningún ámbito?
Si bien las propuestas de Corral son tres, las de más hondo calado son las referentes a la modificación de los cabildos y la elección de los regidores y la que es, propiamente, una reforma electoral.
Ahí se encuentra la pretensión corralista de efectuar un fraude a la ley pues ambas propuestas tendrían que pasar por modificar la ley general de los partidos, una, y las dos, la Constitución General de la República y la del Estado de Chihuahua.
Mediante una auténtica chicanada pretende que el Congreso del Estado las apruebe, sólo para que sean impugnadas y, con la mano en la cintura, en un santiamén, el Poder Judicial de la Federación las declare notoriamente inconstitucionales.
Basta un solo ejemplo de que una reforma electoral, del calado que pretende Corral, debe modificar la norma constitucional, estriba en que, de acuerdo con la propuesta, tendría que incluirse como una de las obligaciones de los ciudadanos el de votar en las elecciones primarias (Propuesta de modificación al art. 1 de la ley electoral, inciso d, “votados por parte de todos los ciudadanos con derecho a voto en la entidad”).
Lo que ratifica en la propuesta del “Artículo 4. Votar en las elecciones primarias y generales, constituye un derecho y una obligación del ciudadano para seleccionar los precandidatos y candidatos postulados por los partidos políticos o coaliciones…”.
El carácter tramposo de la pretensión del gobierno del “Nuevo Amanecer” se evidencia casi en cada paso que da en esta pretendida reforma electoral.
Atrasó hasta donde pudo la fecha de presentación al Congreso, no porque estuviese haciéndole modificaciones que le hubiese alguien de la sociedad chihuahuense; no, no lo hizo porque presionó hasta donde pudo a los diputados locales, de varios partidos, a que se comprometieran a aprobarla.
Al no obtener el número de legisladores necesarios para aprobar una reforma constitucional, la modificó para que la propuesta fuese solamente una modificación a una ley secundaria, la que no requiere más que mayoría simple para aprobarla.
Y, luego, al más puro estilo del PRI de los peores momentos legislativos, buscó que la iniciativa fuese turnada a una Comisión del Congreso (la de Participación Ciudadana, presidida por Fernando Alvarez, líder de la bancada panista) en la que el PAN fuese mayoría, y no, como debió ser, a una de las dos comisiones de Gobernación, encargadas del procesamiento de este tipo de iniciativas (electorales), pero que en las cuales el PAN es minoría.
Corría el peligro de, ni siquiera, ser aprobada en las comisiones.
¿Cómo pretende Corral que se aprueben las elecciones primarias en Chihuahua sin modificar la ley general de partidos políticos, la que establece una serie de normas para todos los organismos partidarios y cuyas modificaciones son competencia del Congreso de la Unión?
¿Cómo se imaginó que los partidos registrados en Chihuahua, parte de una estructura nacional, podrían amoldar sus estatutos, incluir las elecciones primarias y todo eso aprobarlo en el curso de dos semanas?
El artículo 34 de la Ley General de los Partidos Políticos (TÍTULO TERCERO, DE LA ORGANIZACIÓN INTERNA DE LOS PARTIDOS POLÍTICOS, CAPÍTULO I, De los Asuntos Internos de los Partidos Políticos) establece que:
“…
2. Son asuntos internos de los partidos políticos:
a) La elaboración y modificación de sus documentos básicos, las cuales en ningún caso se podrán hacer una vez iniciado el proceso electoral;
d) Los procedimientos y requisitos para la selección de sus precandidatos y candidatos a cargos de elección popular;”.
Sin futuro la propuesta corralista, quedarán para la especulación los motivos del gobernador para lanzar una iniciativa condenada al fracaso, lo que puede sucederle en la primera aduana, la del Congreso del Estado.
¿Acaso la usará como una acusación, en el futuro, que presente a los chihuahuenses como muy “aldeanos”, incapaces de comprenderlo, y asimilar sus propuestas de avanzada democrática y que no lo merecimos como gobernante?
Si así es, y no tenemos elementos para descartar tal conducta, será altamente demagógica su conducta; lo que vale también para catalogar la propuesta de cambiar el método de elección de los regidores, ahora de manera directa, que deberá hacerse, necesariamente, en los distritos municipales que deberán definirse a fin de que la ciudadanía esté en condiciones de votar por ellos.
Pero la distritación es una facultad del Instituto Nacional Electoral (INE) el que no tiene la menor preparación para efectuarla en el cortísimo plazo de 16 días.
Luego del 30 de junio nada se puede modificar del marco electoral.
¿Para qué proponer tal cosa si Corral sabe que no se podía hacer, salvo que pensara que serviría para la elección del 2024? ¿O lo hizo nada más para justificarse ante las organizaciones promoventes de la propuesta?
No es la única cosa lamentable, quizá la peor engañifa ocurra en la propuesta de disminuir el número de regidores en los cabildos de Chihuahua.
Hacerlo del modo que pretende Corral atenta contra la tendencia, en la que él se inscribió hace muchos años, de proponer reformas democratizadoras que otorguen una adecuada representación proporcional a las fuerzas políticas en los órganos colegiados de gobierno.
Su propuesta casi elimina tal principio. Basta con analizar lo que ocurriría en los cabildos de Juárez y Chihuahua, si se aprueba disminuir el número de regidores de representación proporcional a tres.
Es probable que en ambos sólo existieran regidores de tres partidos políticos, lo que de ninguna manera representa la pluralidad política existente en ambas ciudades, la que puede cambiar drásticamente en las próximas elecciones.
Corral se hace eco de los reclamos -auténticamente populistas- centrados en solamente disminuir el número de regidores (para acortar los gastos del gobierno), lo que dejaría a salvo las prebendas milenarias de los que sí accedan a tales puestos públicos.
No, lo que debiera impulsar es una drástica disminución de los salarios de los regidores y del total de los funcionarios municipales de los primeros niveles.
¿Porqué lanzar una iniciativa destinada al fracaso?
La oposición no es ajena a su partido.
Sus propios compañeros -y no son pocos los que se encuentran en esa tesitura- rechazan su propuesta.
Aspiran a ocupar un cargo y saben que el mandatario ya se va; terminará su encargo y buscará una nueva posición, pero no en Chihuahua. Los que se quedan en busca de alguna posición deberán sufrir los reclamos de los chihuahuenses por el pésimo gobierno del aldeano.
Además, y por las expresiones públicas que han dado, el equipo de la alcaldesa capitalina, Maru Campos, decidió jugarse el todo por el todo en el rechazo a la propuesta del gobernante.
Cuentan con no pocos miembros del Consejo Estatal y ejercerán una ineludible presión sobre los legisladores del blanquiazul, varios de los cuales, a pesar de su cercanía con Corral, la pensarán dos veces antes de aprobar una medida que, saben, Maru Campos rechaza y no se arriesgarán a oponerse a la que, suponen, puede ser la siguiente gobernadora.
Sin futuro la apuesta del aldeano.
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