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A la mesa y a la cama, sólo una vez se llama

A la mesa y a la cama, sólo una vez se llama 25 de diciembre de 2023

Alfredo Espinosa

Chihuahua, Chih.

1.- ¿Quién puede decir que vive si sólo trabaja y duerme? ¿Cómo lo afirma quien come de la misma forma, y por los mismos motivos, que los autos en la gasolinera? ¿Cómo convencerse que vive feliz cuando su casa carece de alcoba o de una buena mesa? ¿Quién, si no tiene a mano jícama y besos?

Casa, en un principio, es un acto de amor, el arraigo de las flores silvestres, la fundación de los sueños, el lugar de las historias cruzadas, un mundo en el mundo, una burbuja a salvo de las púas. 

Cada quien sabrá cómo rueda en su corazón la casa. Una piedra girando en torno a sí misma, una sucesión de músicas y fragancias, un relámpago triste, las risas del color, el tintineo feliz de las cucharas. Casa. Acoge lo mismo palomas que alacranes. Nido de fantasmas, vivos y muertos, y nostalgias que mueven la cola con un buen reageton. 

Los espacios de la casa, por lo menos los cuatro espacios esenciales, cocina, sala, recámara y patio, están diseñados para la satisfacción de las diversas necesidades y actividades cotidianas, y para disfrutarlos según los placeres que se busquen. Qué no exista de tu casa ningún lugar en donde no hayas comido o hecho el amor.

Casa es el lugar donde vives. Y ser feliz, de eso se trata.

2.- Las personas y los animales se ayuntan y comen, pero la diferencia, dice Octavio Paz, reside en el cómo realizan esas actividades. Entre alimentarse y comer existe una gran diferencia, tanto como entre ayuntarse para fines de la procreación, y el erotismo. El primero es necesidad, expresión de instintos primitivos; el segundo imaginación, emoción vibrante, creatividad.

Casi todas las acciones de la boca al comer serán las mismas que pondrá en marcha en el ejercicio de la sexualidad y el erotismo. 

Pese a que el hambre del sexo como la del estómago, pertenecen al reino de los impulsos más rapaces y apremiantes, la comida y el erotismo pueden saborearse largamente. 

3.- El amor contribuye a la salud, es un relajante un ansiolítico y un antidepresivo, el sudor de su ejercicio limpia y refresca la piel tan eficiente como un tratamiento de belleza, esfolia y mejora la circulación, te dulcifica la voz, es el mejor somnífero. 

Así es que desmaquíllate, desmaquínate, desmilitarízate. Recuerda que A la mesa y a la cama, sólo una vez se llama porque quien reparte delicias no ruega. Tú sabes que en esta casa se cena y se coge a las ocho, estés o no estés. Así es que despabílate, desaprende, desarráigate, desordénate con tu sacrosanta amada; acuérdate que, si algún día -Dios no lo quiera- llega su amor platónico y se la echa al plato, el amante se comportará con ella como un depravado, y ella se olvidará de sus dietas y se comerá todo lo que le ofrezcan con un apetito desaforado.

4.- El erotismo es una infracción a las reglas, a los principios, a las devociones; dinamita los múltiples códigos que pretenden regularlo y domesticarlo. Es la vida en libertad, es la vuelta al animal que somos para elevarnos al cielo. Darse permiso de aventurarse en aquello que los horrorizaba, o les parecía obsceno o transgresor. Cada vez que vas más allá encuentras otros placeres. Debajo del horror, de la risa, del asco o del dolor, se agazapan placeres de suprema voluptuosidad, afirmaba George Bataille. Aceptar que el cuerpo es lo único que tenemos para gozar y saber que el cuerpo tiene una, única, zona erógena: todo el cuerpo, y que en tratándose de disfrutes corporales, la exploración de cada micra cuenta. La imaginación se expande en los cuerpos dispuestos a vivir la plena entrega en total libertad

Foto: El gato, la mujer y la luna. Pintura de Alfredo Espinosa