¿Y la justicia social, apá…?

¿Y la justicia social, apá…? 27 de enero de 2017

Gerardo Cortinas Murra

Para algunos analistas políticos, entre ellos un servidor, los 100 primeros días de gobierno de Javier Corral deben de empezar a contabilizarse a partir del primero de enero del 2017, ya que es a partir del inicio del presente año en el que la actual Administración Pública estatal recibe ingresos propios que pueden ser aplicados a rubros diferentes al pago del gasto corriente del gobierno estatal.

Sin embargo, los acontecimientos nacionales (‘gasolinazo’) e internacionales (asunción de Trump) han impactado negativamente en la planeación financiera del actual gobernador. Circunstancias fácticas que complican la pretensión de construir más infraestructura, así como promover mejores condiciones laborales y salariales a los chihuahuenses que le permitan acceder a una mejor calidad de vida.

Así, el impacto negativo del ‘gasolinazo’, consistente en la pérdida de los ingresos derivados del cobro de peaje en las casetas de cobro (tomadas por grupos de la sociedad civil) ha evidenciado la frustración de Javier Corral, al extremo de reclamar “la merma que hoy tiene el Estado en sus casetas de peaje por casi 45 millones de pesos… Imagínense lo que podríamos lograr con 45 millones de pesos”.

Al parecer, Corral olvida que esos millones de pesos que el Estado “pierde por la vía de la manifestación” van a parar a las arcas del Banco Inbursa (propiedad del multimillonario Carlos Slim) como consecuencia de la bursatilización. Respecto a la petición ciudadana de eliminar el cobro en la caseta de Camargo, la postura del actual gobernador fue en el sentido de que “eliminar las fuentes de recaudación que tiene el Gobierno sería una irresponsabilidad”.

Imagino la frustración del Secretario de Hacienda local al estar imposibilitado de impedir las manifestaciones que afectan los ingresos normales del gobierno estatal y, que obviamente, entorpecen el escenario financiero del 2017. Por lo cual, resulta oportuno señalar que la pérdida de esos casi 45 millones de pesos es un cantidad insignificante (0.000001%) del monto total de las participaciones y aportaciones federales que habrán de recibir por parte del Gobierno Federal.

Lo lamentable del caso es que los reclamos de Javier Corral se limitan tan solo a la cuestión financiera; es decir, para el gobierno corralista el tópico de mayor trascendencia es el financiero, so pretexto de su compromiso de hacer frente a las necesidades más elementales de los chihuahuenses -bajo el alegato reiterativo- de la “situación de falta de liquidez, déficit y compromisos financieros futuros heredados por la anterior administración”.

Así, las cosas, es fácil apreciar que a la actual Administración Estatal le tienen sin cuidado las cuestiones intangibles, como lo es la justicia social y el trato digno a la ciudadanía chihuahuense. Ya que para ello no se requiere de enormes recursos financieros, sino tan solo de ‘voluntad política’ por parte del ‘Sr. Gobernador’ y de ‘vocación de servicio’ de los integrantes del Gabinete estatal.

A mi parecer, el fracaso financiero de la planeación y ejecución del Presupuesto de Egresos para este año 2017, no deriva de la toma de casetas ni mucho menos de la reducción en el cobro de los impuestos y derechos propios; sino más bien, de la evidente ausencia de políticas públicas que sean sinónimo de bienestar social.

Por ello, las medidas ‘ahorrativas’ contenidas en el ‘Decreto de Austeridad’ son simplemente medidas que reducen el gasto público de la actual Administración Pública estatal. En otras palabras, se refirieren tan solo al ahorro derivado de la actividad gubernamental (gasto corriente). Medidas que, ni a los propios panistas satisfizo; mucho menos a la opinión pública.

A escasas semanas de haber sido aprobado el Presupuesto de Egresos para el año 2017, resulta evidente que los cuatro ejes básicos presupuestales resultan ser insuficientes para contrarrestar el déficit de más de 7 mil millones de pesos que el anterior sexenio le heredó a Javier Corral. Y del cual se queja, de manera reiterada, y es motivo de encono personal.

Muchos analistas políticos son coincidentes en señalar que el ‘Decreto de Austeridad’ de Javier Corral no satisface las expectativas generadas durante su campaña electoral de la sociedad. Es incompleta, porque no asume cuestiones trascendentales como la reducción al financiamiento público de los partidos políticos, ni la reducción salarial de los funcionarios de los tres Poderes del Estado.

Por último, un factor que afecta la credibilidad del gobierno corralista es el pésimo desempeño de los integrantes de su Gabinete, y que muchos llaman la ‘invisibilidad’ del actual gobierno estatal: Un Gobernador que no da la cara a los medios de comunicación; un Secretario General de Gobierno que utiliza personeros oficiosos para atender el reclamo social; y el resto de los secretarios de gobierno que nunca dan la cara, con excepción, claro está, cuando se realizan las audiencias públicas.

Por todo lo anterior, sería recomendable –y hasta plausible- que Javier Coral cambiara de actitud y, de ser posible, rectificara su modo personal de gobernar; evitando así, cuestionamientos cotidianos de la ciudadanía chihuahuense. Porque conservar la mística del gobierno anterior, o sea, la imagen de un gobernante soberbio y prepotente sería, ni más ni menos, su tumba política.