Chihuahua, Chih.
Para el catedrático coahuilense Luis Efrén Ríos Vega el ‘transfuguismo’ político es una figura clave para entender la transición democrática del país: “los tránsfugas, principalmente priístas, han contribuido al cambio político desde las últimas décadas del siglo XX a la fecha… En la alternancia política, sin embargo, el transfuguismo es parte de la forma de hacer política: cambiarse de partido ofrece la posibilidad de ganar el poder. La deslealtad o la disidencia partidistas comenzaron a ser rentables: presentarse con otras siglas a las elecciones y romper con el viejo régimen que los formó, fue (es) para muchos atractivo tanto por el triunfo electoral como por la necesidad de canalizar su oposición”.
Para este estudioso del Derecho Electoral, esta ‘forma de hacer política’ nos permite explicar los nuevos problemas que enfrenta la democracia actual: la fragmentación partidista, ideológica y política por el transfuguismo electoral retribuido. Hoy en día, el ‘transfuguismo’ político va de la mano con otra praxis político-electoral muy mexicana: el ‘chapulinazgo’ político. Es más, podría afirmarse que en los presentes comicios concurrentes, existe una mezcolanza de militantes tránsfugas y chapulines políticos.
En efecto, varios analistas políticos coinciden en que en nuestro país, el cínico pragmatismo de los actores políticos ha borrado la línea ideológica entre la izquierda y la derecha. Durante las últimas semanas, hemos sido testigos de la desbandada de cientos de militantes tránsfugas que buscan, desesperadamente y sin pudor alguno, convertirse en candidatos de otros partidos políticos, con el solo afán de ocupar otro cargo público.
Ejemplos abundan, entre otros, el caso de la senadora panista Gabriela Cuevas y el del exgobernador priista de Michoacán Fausto Vallejo, quienes lograron una postulación por Morena. En otros casos, distinguidos actores políticos renuncian a su partido y optan por la postulación independiente: Margarita Zavala y el senador Armando Ríos Píter. Sin embargo, Morena es el partido político más beneficiado con el ‘boom’ de militantes tránsfugas. Algunos afirman que mientras AMLO siga arriba de las encuestas, “no se descarta el arribo de más tránsfugas al partido…”
Sin embargo, debe precisarse que la degradación del sistema político mexicano deriva de la vigencia de un sistema partidocrático, como consecuencia de la ausencia de una autorregulación intrapartidaria y de una verdadera representación política. Al respecto, Ríos Vega comenta que los partidos deberían “presentar candidatos serios, estables ideológicamente hablando, para que lleven a buen puerto la plataforma de sus partidos, pues no se deben prestar a que existan entre ellos estos cambios oportunistas, que al final no permitan consolidar el plan de un determinado partido”.
La historia política de México está plagada de militantes tránsfugas. Tan cierto es que hasta la sabiduría popular lo reconoce a través de un refrán: “La militancia dura hasta que las candidaturas alcancen”. Como una plaga, en cada elección aparecen cientos de ‘tránsfugas’ y de ‘chapulines’. En estos comicios, se dice que “prueba de ello son los panistas que ahora compiten al lado de partidos que avalan el aborto; priistas que reniegan de imposiciones, y perredistas que se van con su primo: Morena”.
Sin embargo, debe reconocerse que existen niveles entre los militantes tránsfugas. Algunos de ellos, lo hicieron por verdadera convicción democrática: en 1987, Cuauhtémoc Cárdenas y Porfirio Muñoz Ledo renunciaron al PRI, y después fundaron el PRD.
Otros, prefirieron retirarse de la vida política nacional.
Pero la inmensa mayoría, optaron por seguir de ‘chapulines’ eternos, entre los cuales destaca Ricardo Monreal Ávila, político que pasó de un partido a otro hasta obtener la candidatura a gobernador de Zacatecas; ha sido candidato del PRI, del PRD, del PT y de Morena. Yo me pregunto: ¿Existirá un insecticida antichapulines tránsfugas?