Chihuahua, Chih.
I.- De inicio, se puede responder que: Ser de izquierda implica al hecho de ser marxista. En las últimas décadas se han elaborado intentos de retorno al Marx original, pero no hay un marxismo único ni puede haberlo.
Cuando en la carta a Pablo Lafargue, del 27 de octubre 1890, Engels menciona la frase que le atribuye al propio Marx: “Todo lo que sé es que yo no soy marxista”, lo que se pone en juego es la problematicidad de las hermenéuticas de Marx. No hay un punto final en las interpretaciones y reinterpretaciones de Marx, sino que las lecturas de este autor quedan abiertas. Se hace entonces necesario debatir sobre las diferentes hermenéuticas de Marx, sobre las diferentes formas en que Marx ha sido interpretado y reinterpretado en sus lecturas.
II.- Lo que se deriva de lo anterior es que hay diferentes posturas del marxismo que estarían implicando al hecho de ser izquierda. Se pueden identificar distintas posturas del marxismo que pueden ser más o menos genuinas, más o menos intensas, respecto a las ideas originales Marx. Ser de izquierda implicaría al hecho de tomar una postura que acude al marxismo de forma más o menos genuina, con una mayor o con una menor intensidad, respecto a las ideas originales de Marx.
Aquí surge la pregunta: ¿De qué manera pueden establecerse criterios de verdad para concebir al marxismo en los términos de ser, más o menos genuino, más o menos intenso, respecto a las ideas originales de Marx?
Los intentos por conceptualizar y calificar al hecho de ser de izquierda a partir de esta línea, derivan en una doble posibilidad:
Por un lado, se pueden generar debates desde múltiples perspectivas que pueden ser más o menos genuinas, más o menos intensas, respecto a las ideas originales de Marx. Esto deriva en la postulación de una gradación de la verdad respecto a la proximidad o el alejamiento de las ideas originales de Marx.
Entre más cerca esté de las ideas originales de Marx, una postura estaría siendo más verdadera. Entre más lejos esté de las ideas originales de Marx, una postura estaría siendo menos verdadera. Pero establecer una potestad de la verdad en este sentido, resulta sumamente problemático.
Por otro lado, cuando se entra al territorio de la búsqueda de un marxismo más genuino y más intenso respecto a las ideas originales de Marx, y tiene lugar la construcción de un búnker para la defensa de una verdad, se nos presenta el problema de la izquierda ortodoxa en el siglo XX, cuestión que derivó en el sectarismo, las descalificaciones, los juicios sumarios y las purgas.
III.- En el transcurso del siglo XX el marxismo se desdobla hacia la teoría crítica. Esto acontece a partir de la evolución de la escuela de Frankfurt y tiene como detonante la publicación del libro “Teoría tradicional y teoría crítica” de Horkheimer, en 1937. Aunque la teoría crítica se desarrollaría también en otros territorios aparte de la escuela de Frankfurt.
Aquí cabe hacer una precisión, no es lo mismo el “marxismo” que la “teoría crítica”. Hay un momento histórico en el siglo XX en el cual la elaboración de “teoría crítica” se desprende del marxismo. El rasgo más notorio de este desprendimiento está en Foucault.
Foucault no es marxista, sino que es uno de los autores que han pasado a formar parte del repertorio de lo que hoy conocemos como “teoría crítica”.
En los desarrollos de la teoría crítica hay un momento en el cual los distanciamientos del marxismo son tajantes. En los casos de Foucault y Agamben, que no son marxistas, y que son considerados autores del repertorio de la teoría crítica, la línea teórica de su producción tiene raigambres nietzscheanas.
En este momento histórico, ambos autores son cruciales respecto al concepto de “necropolítica”, que se ha empleado para interpretar a los hechos de la violencia y del crimen organizado que vivimos.
De manera incisiva y provocadora, se replantea la pregunta original: ¿Se puede ser de izquierda sin ser marxista? Esto nos lleva a los debates sobre la postmodernidad y sobre lo que Jameson y Eagleton refieren como el “giro cultural”.
Es necesario puntualizar que estos debates no son meramente teóricos, sino que poseen una carga de experiencias históricas que ameritan ser tomadas en cuenta. Esta cuestión nos lleva al punto siguiente.
IV.- La respuesta a la pregunta sobre: ¿qué significa ser de izquierda?, no se resuelve, ni de manera prominente, ni de manera exclusiva, considerando los contenidos teóricos que se han abordado en los tres primeros puntos, sino que, el hecho de ser de izquierda se define, a su vez, a partir de la experiencia histórica.
Hay un conjunto de experiencias históricas que por su condición de injusticia implican al hecho de ser de izquierda: Son injustos la violencia de género, la violencia generada por el crimen organizado, la marginación de los pueblos indígenas, el desmantelamiento de los derechos sociales generados en el México del estado de bienestar, la marginación de los sectores campesinos, etc.
En las últimas tres décadas en México, el hecho de ser de izquierda como experiencia histórica que implica una lucha contra la injusticia, tiene como referentes a:
- Las luchas contra la violencia de género, que tienen como eje al feminismo.
- Las luchas contra la violencia generada por el crimen organizado y por las estrategias fallidas del Estado en su combate, donde el caso de Ayotzinapa es emblemático.
- Las luchas en favor de los derechos de los pueblos indígenas que tienen como ejes al Ejército Zapatista de Liberación Nacional y al Congreso Nacional Indígena.
- Las luchas magisteriales y otras luchas gremiales en la defensa de los derechos laborales.
- Las luchas de las organizaciones campesinas que pugnan por el rescate del campo mexicano en un contexto neoliberal.
- Las luchas sociales que emergen de manera coyuntural, como los casos del gasolinazo y el pago justo por el derecho de circulación vehicular en Chihuahua.
Este punto nos lleva a pensar al marxismo y a la condición de ser de izquierda como una ética. El quehacer político es concebido a partir de una ética que en la experiencia histórica, plantea diversas luchas en contra de diversos hechos que son valorados como injustos. Los debates sobre las formas de luchar en contra de la injusticia a partir de una ética nos llevan al punto siguiente.
V.- La ética a partir de la cual se trazan las luchas de la izquierda no puede sujetarse a una relatividad ilimitada. No es válido que los debates éticos sobre la condición de ser de izquierda desemboquen en un “dejar hacer, dejar pasar” (“laissez faire”) lo que sea de la forma en que sea.
El problema de la izquierda del siglo XXI está atravesado por los debates sobre la posmodernidad y sus aperturas a una relatividad que resulta cuestionable. ¿Cuáles son los límites de la condición de “ser de izquierda”, en el entendido de que esta postura requiere de una configuración específica, que pueda ser justificada en términos ideológicos, políticos y éticos?
Uno de los debates en este sentido tiene que ver con la captura y la domesticación de las luchas de la izquierda por parte de la derecha. En los últimos años hemos visto el surgimiento y desarrollo de una serie de dispositivos a partir de los cuales las luchas de la izquierda han comenzado a ser capturadas y domesticadas por la derecha.
Por ejemplo, en términos lingüísticos, el concepto de “lucha de clases” cuyo origen es marxista ha ido siendo soterrado y ensombrecido por los debates sobre la pobreza. En América Latina, los debates sociológicos y políticos sobre la pobreza han ido elaborando un campo semántico que desemboca en una serie de conceptos como “marginación”, “vulnerabilidad”, “brecha”, etc.
Pero, ¿qué es lo que está detrás de conceptos como “marginación”, “vulnerabilidad”, “brecha”, etc.? Lo que está en el fondo de estos debates es lo que Marx conceptualizó como “lucha de clases”. Es decir, la condición de estar “marginado”, de ser “vulnerado”, de ser parte de una “brecha” económica tiene como raíz al hecho histórico de la “lucha de clases”.
Detrás de los conceptos de “marginación”, “vulnerabilidad” o “brecha” se han ido elaborando una serie de políticas públicas que buscan distanciar el debate de las posturas marxistas. Hay una serie de mecanismos conceptuales y fácticos a partir de los cuales las luchas de la izquierda han ido siendo capturadas y domesticadas por la derecha.
Sobre estos mecanismos conceptuales y fácticos es necesario debatir…