MegaRadio 860, Juárez
Luis Javier Valero Flores
Seguramente por la euforia causada, en ese momento, tanto por la posibilidad de que el equipo local de futbol -Bravos de Juárez- ascendiera a la Primera División del futbol profesional, como por el anuncio realizado y el cúmulo de acontecimientos ocurridos en este relampagueante medio año del 2017, el efectuado por el gobernador Corral acerca de la construcción de un nuevo estadio para ese equipo, con la participación de recursos del gobierno estatal, no recibió el análisis necesario, de acuerdo con la trascendencia de una medida de ese tipo.
Sí, porque hasta esa fecha, el gobierno de Corral no había anunciado la construcción de alguna obra de mayor calado, ni de hospitales, carreteras, centros educativos, de obras viales o de cualquier otro tipo; no, ninguna, el nuevo estadio sería la primera, con el inconveniente que se trataría de invertir recursos públicos a una empresa privada y, peor aún, a la perteneciente a una de las más destacadas y cercanas integrantes del gabinete estatal, Alejandra de la Vega (sí, la misma que le dió “raid” en varias ocasiones, tanto en la fase de gobernador electo, como en la campaña electoral), por puritita casualidad, encargada de la promoción económica e industrial del gobierno estatal.
El conflicto de interés se presenta de inmediato, diáfano, evidente, además de echar por tierra numerosas afirmaciones realizadas por el gobernador Corral en todas las fases políticas previas ¿Cómo diferenciar tal conducta de la de los gobernadores Duarte y Reyes Baeza cuando, en su tiempo, desembolsaron inmensas cantidades en apoyo al equipo juarense, en detrimento del bienestar de los habitantes del antiguo Paso del Norte?
Ahora, el Director de Obras Públicas de la Zona Norte, Andrés Carbajal Casas, anunció que se analiza en donde ubicar el nuevo estadio, dentro de la mancha urbana, por lo que implicará la compra de terrenos.
En oposición a lo declarado semanas atrás por el gobernador Corral, Carbajal Casas afirmó que el gobierno no aportará ni recursos propios ni el terreno donde se edificará el complejo deportivo.
Sin embargo, en el anuncio inicial, Corral dijo que harían “un modelo de asociación público y privada, donde particulares se involucren en la construcción de este proyecto, pero el gobierno de Chihuahua, claro que se va a echar para adelante con la primera parte, vamos a hacer una buena ubicación de un terreno… y que tengamos un estadio donde podamos ver el próximo año el ascenso de Los Bravos a la primera división”. (Nota de Juan de Dios Olivas, El Diario, 15/V/17).
¿Cómo hacer un proyecto, con inversión pública-privada, sin que la parte estatal haga un gasto?
Es evidente que existe el interés de la parte gubernamental por concretar ese proyecto, pero las preguntas saltan solas ¿Acaso no debería ser la directiva del equipo la que estuviera haciendo ese tipo de anuncios? ¿Porqué el responsable de la obra pública en Juárez debe ser el que determine la ubicación del terreno de una obra en la que, se supone, se efectuará un gasto público?
¿En qué parte del Plan Estatal de Desarrollo se ubica la prioridad de la construcción de un estadio para beneficio de una empresa privada dedicada al espectáculo y venta de cerveza?
¿Acaso no nos han repetido, hasta la saciedad, la falta de recursos económicos como para que esta obra sea la más importante anunciada para Juárez y, además, con el evidente conflicto de interés?
¿Estamos en contra de la construcción del nuevo estadio de futbol para Los Bravos de Juárez? Obviamente, no, pero esa debería ser responsabilidad de sus propietarios y sus aficionados, no del gobierno estatal.
En ese mismo orden de cosas ¿A cuánto asciende el gasto del gobierno estatal, en este año, en apoyo a los deportistas y deporte en general de los juarenses?
Son preguntas que exigen respuestas, las que beneficien a los que “menos tienen, menos pueden y menos saben”.
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