Chihuahua, Chih.
Las corruptelas de los priistas, destapadas en los últimos días, pueden dar lugar a las más siniestras consecuencias, incluidos, por supuesto, los asesinatos. El monto de los recursos públicos derivados a las arcas partidistas del PRI -y la posibilidad de caer en la cárcel- son gigantescos. De ese tamaño son también las vendettas, las traiciones y las pasiones.
No se necesitaba ir muy lejos para corroborarlo. El ex Secretario de Educación, ex Coordinador de la Comisión de la Vivienda, ex Director de Vialidad y ex diputado local del Partido Nueva Alianza, todo en el gobierno de César Duarte, Ricardo Yáñez, declaró que Gutiérrez le reclamó, al saber que la información de los desvíos estaba en manos del gobierno de Javier Corral, la razón por la que siguiera vivo el filtrador de ella.
Tal declaración “fue dada a conocer por una agente del Ministerio Público en la audiencia de vinculación a proceso contra Alejandro Gutiérrez por el delito de peculado”. (Nota de El Diario de Chihuahua, 21/XII/17).
Yáñez, de acuerdo con esa información, involucró al exgobernador César Duarte; al exsecretario de Hacienda Jaime Herrera; al exdirector de Adquisiciones, Antonio Enrique Tarín; el exdirector de administración, Gerardo Villegas, así como el exsecretario general de Gobierno, Mario Trevizo”.
Afirmó, además, que, incluso hubo un mensaje que envió “MB” (Manlio Fabio Beltrones) a Gutiérrez Gutiérrez diciéndole que el dinero presuntamente recibido por el CEN del PRI “ya no tendría retorno”. (Ibídem).
Como se sospechaba, los millonarios desvíos de dinero de las arcas públicas de Chihuahua al partido del ex gobernador César Duarte -el PRI- tuvieron, también, como destino final la tesorería del Comité Nacional del partido en el poder en el país.
Lo ocurrido es la salvaje revelación de los mecanismos usados por el partido que lo fue todo en la segunda mitad del siglo XX, intuidos, sospechados, corroborados en “discretísimos coloquios”, pero que hoy, ante las denuncias interpuestas por el gobierno de Corral, las declaraciones judiciales y las documentales aportadas, son una cruel certeza.
Inicialmente se podía pensar que la detención del ex Secretario General Adjunto del Comité Nacional priista, Alejandro Gutiérrez Gutiérrez, podía tener como objetivo “lavarle” la cara al régimen, y especialmente a su candidato, José Antonio Meade, pero las informaciones posteriores -y especialmente las secuelas- nos llevan a pensar lo contrario, quizá, hasta fuego “amigo”, pues quienes salen lastimados, pero en serio, son el ex presidente del Comité Nacional, Manlio Fabio Beltrones, el Secretario de Hacienda, Luis Videgaray, el propio Meade, en su calidad de Secretario de Hacienda de ese momento, y el presidente Peña Nieto.
El golpe al PRI es de antología. Podrán decirse muchas cosas, las consecuencias las pagará este partido y sus candidatos.
Lo revelado en el curso de las audiencias judiciales del proceso seguido en contra de Ricardo Yáñez, ex colaborador del Duarte chihuahuense, y las declaraciones judiciales vertidas por éste son de escándalo.
Las baterías apuntan al Presidente Peña Nieto, como así lo cataloga el influyente periódico The New York Times, pues las acusaciones de Yáñez apuntan a lo más alto de la jerarquía partidista, e involucran a elevados funcionarios de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público.
Con estas acciones, el gobernador Javier Corral le ha dado un puntillazo a la administración de Enrique Peña Nieto -y su partido- pues su gobierno ha suministrado las informaciones y las documentales que sustentan una de las peores corruptelas, jamás develadas, y que apunta a los más altos cargos de la dirigencia nacional priista.
Hasta parece una concertación, presuroso, el presidente nacional del PAN, Damián Zepeda, presentó una denuncia en la Fiscalía Especializada para la Atención de Delitos Electorales (Fepade), contra quien resulte responsable por el desvío de recursos públicos para campañas electorales en los estados de Chihuahua, Tamaulipas y Veracruz y llamó al precandidato priista a responder si como secretario de Hacienda sabía de los desvíos a campañas electorales en 2016.
Lógicamente, Meade ha respondido que su campaña no será financiada con recursos recabados de manera ilícita. No negó su relación con Gutiérrez y manifestó mantenerle “un aprecio afectivo (sic)” hacia él, por lo que espera que su situación legal se resuelva y aclare a su favor.
Es una detención emblemática, no solamente porque devela los hilos del financiamiento de las campañas electorales del PRI, sino por el hecho de que el ahora detenido en el penal de Chihuahua sea nieto del general revolucionario que los ejércitos convencionistas nombraran como presidente de la república después de la Convención de Aguascalientes.
Sí, al general Eulalio Gutiérrez lo impulsaron y sostuvieron la poderosa División del Sur y el Ejército Libertador del Sur, jefaturados, respectivamente, por los generales Pancho Villa y Emiliano Zapata.
Increíble paradoja. Heredero de las fortunas de su padre y su abuelo, a Alejandro Gutiérrez se le consideró, a su paso por el Senado, como cercano al poderosísimo empresario mexicano, Carlos Slim, además de ser accionista de Telmex. En el período 2000-2006, fue secretario de la Comisión de Hacienda de la Cámara de Senadores e impulsor de la reforma energética, además de contar con una larguísima carrera política y partidaria. (Nota de Emir Olivares, Gustavo Castillo y Víctor Ballinas, Rubén Villalpando y Jesús Estrada, La Jornada, 21/XII/17).
Su papel era determinante en el desvío de fondos públicos y privados a las campañas del PRI pues era el enlace con “los gobiernos federal, estatales y municipales, así como con asociaciones y cámaras empresariales, ahora se le acusa del desvío de millonarios recursos de las arcas de Chihuahua y destinarlos a las campañas electorales de candidatos priístas en 2016, en coordinación con el ex gobernador Duarte Jáquez”. (Ibídem), además de otros estados, -Puebla, Tamaulipas, Veracruz y Durango- incluido Sinaloa, gobernado en ese momento por Manuel López (Malova), quien llegó al poder como candidato del PAN-PRD.
Las vertientes de los procesos judiciales en contra de Duarte y sus colaboradores son numerosos. Se habla de la liberación de 4 órdenes de aprehensión más, en contra de, entre otros, del ex Síndico de la capital, Enrique Valles y de Marcelo González Tachiquín, quien ocupara la Secretaría Particular, la Dirección de Pensiones y la Secretaría de Educación en el gobierno de Duarte.
Poseedor de la información de la detención de Gutiérrez, Javier Corral se dio el lujo, un día antes de ella, de enviar mensajes de confianza a quien ya estaba localizado y hasta de lanzarle curiosos mensajes al presidente Peña Nieto, al sostener que no había señalamientos en contra de funcionarios priistas, “para ‘bloquear’ la ‘irresponsable’ filtración al periódico Reforma, que César Duarte había realizado. ‘La Coneja’ se confío y ‘mordió el anzuelo”, como sostienen altos funcionarios corralistas, acerca de la estrategia diseñada por el gobierno del amanecer para detener a Gutiérrez.
Inmersos en la campaña electoral, la que nos ha mostrado en tan breve lapso, la intensidad con la que se desarrollará, no se atina develar el origen de la orden para la detención de Gutiérrez con la participación de policías federales, “que brindó seguridad perimetral”.
¿Sería el mismísimo Peña Nieto quien la diera? ¿O, por su cuenta, el Secretario de Gobernación, Miguel Osorio Chong, perdedor de la postulación presidencial a quien se le achaca ser el “encaminador” de la alianza del PES con Morena?
Cuesta mucho trabajo aceptar que un grupo de policías federales acantonados en Coahuila acudieran a la detención de un destacadísimo priista local, sin que sus mandos enteraran a los más altos de tales pretensiones policiacas y éstos tomaran la determinación sin el consentimiento de los jefes políticos, sabedores de las graves repercusiones político-electorales en contra del candidato Meade.
¿O pensarán que la detención de los priistas acusados de corrupción ayudará a la campaña de su precandidato? ¿No será lo contrario, que los electores ligarán estos nombres al del actual grupo gobernante y más con la propaganda priista, basada en que nos encontraremos por todas partes el apellido Meade? ¿No pensarán en que todo hace pensar en la continuidad y que eso fortalecerá a sus adversarios?
A juzgar por los hechos de estos días, los panistas piensan lo contrario y se aprestan a beneficiarse de los descomunales golpes que certifican las corruptelas de los priistas.
Y apenas empieza la campaña electoral, porque eso es lo que hoy se desarrolla con precandidatos únicos, en recorridos nacionales y con propaganda a todo lo alto.
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