Chihuahua, Chih.
En la semana previa, la senadora juarense Lilia Merodio lanzó una tenaz ofensiva en contra del dirigente estatal de su partido, Omar Bazán, en la que el eje de su cuestionamiento fue, para ella, la plena subordinación del nuevo líder del PRI al gobernador Javier Corral.
No son cualquier cosa las acusaciones de la senadora que intentara hasta el último momento registrarse como aspirante a ese cargo en el mismo proceso del cual resultó designado Bazán.
“Antes de recibir órdenes de Corral, Bazán debe hablar con los priístas” (Nota de Araly Castañón, El Diario de Juárez, 6/9/17), le espetó a lo largo de entrevistas a diversos medios de comunicación, tanto impresos como digitales, radiofónicos y televisivos, luego de sendas giras de trabajo con los alcaldes de Juárez, Armando Cabada, y Chihuahua, Maru Campos.
Son durísimas las expresiones de la senadora: “Espero que la dirigencia estatal ya no vaya y se le rinda al gobernador del estado, como lo estamos viendo, va antes que reunir a los priístas al interior, primero va y parece que va y recibe órdenes del gobernador del estado”. (Ibídem).
Semanas atrás el objeto de tales críticas lo fue el dirigente nacional, Enrique Ochoa, al que llamó a renunciar, dada la evidente parcialidad mostrada en el proceso de renovación de las dirigencias estatales del PRI, y lo llamó a dialogar a fin de enfrentar juntos, “unidos, la competencia electoral del próximo año”. (Ibídem), para lo cual, dijo en todos los tonos, que el debe “ser la oposición firme, responsable, pero también que señalemos los errores que ha tenido el gobernador del estado, en esta falta de entendimiento de no trabajar en equipo”.
Merodio está tocando el meollo de los problemas del priismo chihuahuense, se tardaron casi un año para renovar las dirigencias estatales, que habían quedado en manos de destacados integrantes del duartismo ¿Cómo confiar en ellos que eran una “responsable oposición” si el dirigente estatal, Guillermo Dowell y la coordinadora de los diputados locales priistas habían sido de los más cercanos al ex gobernador César Duarte.
El mismo Bazán se tardó larguísimos meses para adoptar una postura crítica, pública, al ex mandatario y cuando lo hizo apareció en el otro extremo de las posiciones, le pidió al gobernador Corral les “quitara ese lastre”.
Ahora bien, tanto las expresiones, como las posturas adoptadas en los últimos meses por la senadora, la colocan, más en la ruta de la despedida de su partido, algo que no pocos priistas están haciendo -sin tanto ruido- en todo el país y que muchos de quienes han tomado esa ruta han decidido, a tan temprana hora, ir a apoyar al dirigente nacional de Morena en la disputa presidencial.
¿Lo hará la senadora juarense?
Hasta ahora no hay evidencia, pública, de que así vaya a ocurrir, pero el fondo de sus críticas sí que debiera ser el tema central del PRI y que hasta ahora no ha sabido resolver pues es presa de su, llamémoslo así, “gen institucional”, se subordinan ante el titular del Poder Ejecutivo, cualquiera que sea el origen partidista de quien lo ocupa y hasta se les dificulta realizar una puntual crítica a la administración del anterior gobernante, amén de la mala manera en que están renovando sus dirigencias estatal y municipales, realizadas bajo el esquema de siempre, la designación y acuerdo de sus principales militantes, a los que suponen son portaestandartes de la voluntad presidencial.
Y su problema estriba en que debieran ser una oposición creíble ante los ojos de los chihuahuenses, más ante una administración estatal que está generando las condiciones adecuadas para la actuación de una oposición seria, responsable, confiable, luego de las evidentes incongruencias y contradicciones del gobierno encabezado por Javier Corral, lo que ha ocasionado una desilusión muy extendida, por la percepción incrementada en los últimos días de que, hasta podría aparecer como una de las opciones en la candidatura presidencial de la alianza de su partido con el PRD y Movimiento Ciudadano.
Ante ello, el PRI chihuahuense no ha sabido ser la oposición requerida por los chihuahuenses y quizá el problema sea que está impedido, “genéticamente” a serlo, de ahí la pertinencia de las críticas de la senadora Merodio.