Chihuahua, Chih.
Sorprende la capacidad del gobernador Javier Corral para desperdiciar oportunidades para -no solamente congraciarse, aunque esa sería una consecuencia positiva- afrontar, junto con los segmentos de la sociedad chihuahuense movilizados, la enorme variedad y complejidad de los problemas que los aquejan.
Y no sólo las desperdicia, las aumenta, pero en el sentido contrario a lo deseable. Preocupa más que, conforme pasan los días (y a lo mejor incentivados por el proceso electoral, eso nunca debemos desestimarlo) aumenta el número de conflictos sociales los que, no falla, crecen hasta el nivel de exigir, en casi todos los casos, la atención del gobernante, la que, para desgracia de todos nosotros, sólo se aprecia hasta el momento en el que los policías estatales son llevados a reprimir las manifestaciones, como la ocurrida apenas el viernes en contra de productores de frijol del municipio de Guerrero, en la caseta de la carretera Cuauhtémoc-Chihuahua.
No hay justificación alguna para esa acción, vamos, ni siquiera se habían entablado las necesarias y lógicas pláticas entre los manifestantes y los funcionarios gubernamentales encargados de operar en tales conflictos.
Prestos a justificar las conductas anómalas de los propios, en el curso de la semana tuvimos oportunidad de apreciar de donde parte la actitud de los funcionarios gubernamentales y de los mandos de los grupos policiacos.
Estallado el conflicto de la Universidad Pedagógica Nacional, Campus Chihuahua, el gobierno de Corral no supo evaluar adecuadamente la profundidad del rechazo a las formas autoritarias de conducir tal institución por la rectora Victoria Chavira.
Molestos por la oposición manifiesta del director de la UPN-Chihuahua, Arturo Limón, a la reforma de la ley de esa institución, que reforzaba el carácter autoritario de sus órganos de gobierno y, además, por el sentido crítico de las colaboraciones periodísticas de Limón, decidieron destituirlo sin siquiera oírlo, ni discutir con él, para que presentara las pruebas en su descargo de las acusaciones, todas de carácter administrativo, alguna de ellas francamente ridículas.
Sorprenden, por añadidura, las formas de la actuación del gobierno del amanecer. Para aprobar la propuesta de Corral, decidieron citar a un período extraordinario al Congreso del Estado para presentar esa iniciativa, a celebrar ¡el 26 de diciembre! y pretendieron se aprobara fast track antes del fin del año, precisamente cuando alumnos y académicos -por naturaleza críticos- estaban de vacaciones.
¡Increíble actitud golpista del gobierno encabezado por quien era, hasta octubre del 2016, el más reconocido parlamentario chihuahuense!
Pero las oportunidades las deja pasar. En la inauguración de la Gaza de Homero-Tecnológico de la ciudad de Chihuahua, Corral se encontró con los estudiantes y maestros de la UPN, encabezados por Limón.
No hubo voluntad para, siquiera, acercarse a las muchachas, conversar, negociar, pactar, atender de primera mano los reclamos. No lo hizo, el conflicto creció al día siguiente a ocho de las once unidades de la UPN en el estado, justamente cuando la policía estatal se lanzaba salvajemente en contra de los productores de frijol, sin, siquiera, sentarse a discutir, negociar, pactar, acordar, atender sus reclamos que, seguramente, no son artificiales.
Otra oportunidad desperdiciada.
En cambio, por estos mismos días, el gobierno de Sinaloa acordó con los productores la entrega de diversos apoyos hasta lograr que los frijoleros reciban 16 pesos 80 centavos por kilo de frijol, muy cerca de los 17 pesos solicitados por los productores chihuahuenses.
Pero allá hubo voluntad para tratar de incidir en la problemática de los productores rurales; acá no, se les mandó la policía. Ahora la discusión es alrededor de la liberación de los 26 detenidos por la policía del amanecer.
Debieran recordar que solamente al vaquero del corrido le regalaron una segunda oportunidad.