Chihuahua, Chih.

Estamos en los años cincuenta y en México gobernaba Adolfo Ruiz Cortines y el gobernador en Chihuahua era Jesús Lozoya.

México pasaba por un gran cambio, tenía un par de décadas que había dejado de ser un país netamente rural y comenzaba un proceso de industrialización a la par que miraba a los demás países, en esos años las mujeres acudieron por vez primera a las urnas y de estas elecciones salieron las primeras mujeres diputadas, en pocas palabras, la economía se encontraba en pleno apogeo del llamado “milagro mexicano”, que no era más que la sustitución de las importaciones con una fuerte protección e impulso a la industria nacional.

El estado de Chihuahua no se queda atrás, las principales ciudades empiezan a albergar población de todo su territorio, población que dejaban atrás comunidades rurales y se integraban a la gran masa urbana que se formaba desde principios del siglo XX, sobre todo en la capital del estado, este conglomerado que llegaba a engrosar la naciente clase media, hombres y mujeres que trabajan en las nuevas industrias, administradores y trabajadores de las fabricas y comercios que se instalan.

A mediados del siglo pasado, se consolida la industria y las actividades comerciales en las ciudades más importantes del estado, dando como resultado la expansión y crecimiento de una floreciente clase media.

De todas las regiones rurales del estado llegaban chihuahuenses en busca de las mejores condiciones de vida que las nuevas industrias ofrecían y era necesario proporcionar instituciones educativas que respondieran a las demandas de esta clase media

Mención aparte, comentar que desde 1835 en el antiquísimo Instituto Literario se ofrecía la Cátedra de Jurisprudencia y que ésta se mantuvo con altibajos durante casi todo el siglo XIX, después, con la llegada del positivismo a las aulas, el Instituto Científico y Literario se consolidó como el  máximo exponente de la educación superior en el Estado, hasta que en 1892 y como parte de una reestructura de la administración publica estatal a cargo de Gobernador Miguel Ahumada, se suprime la educación superior de las funciones del Instituto.

Pasaron casi seis décadas para que, de acuerdo a lo ya comentado, Chihuahua contara de nuevo con una institución de educación superior que diera respuesta a esas exigencias sociales de espacios educativos y es por ello que en enero de 1954 se fundó la Universidad de Chihuahua, todavía tenia que transcurrir un largo camino para alcanzar su autonomía, y como era de esperarse, una de las primeras escuelas, junto con la carreras de ingeniería y de medicina, fue la de Derecho.

Formalmente la Escuela de Derecho tenía ya una existencia legal desde la expedición del Decreto del Congreso del Estado que creó la Universidad de Chihuahua el 8 de diciembre de 1954, aunque no fue hasta enero de 1955 cuando de forma oficial se imparte la primera cátedra de Derecho Civil y desde entonces la escuela se encuentra estructurando, completando y depurando sus métodos de enseñanza, planes de estudios, sistemas de trabajo, etc. hasta encontrarse a la fecha totalmente integrada

Tal y como lo expresó Oscar Ornelas K. en diciembre de 1959, en la primera edición de la revista Lecturas Jurídicas:

“La tarea fundamental de nuestra escuela es lograr una adecuada formación científica y  moral de abogado, procurando que la enseñanza de las disciplinas jurídicas se realicen proporcionando a nuestros estudiantes, los conocimientos básicos de la carrera, el método de estudio que nos ayudará a aplicar y ampliar esos conocimientos y una sólida formación ética para que adquieran un concepto preciso y sin transacciones de la posición que el abogado guarda ante las gentes que le encomiendan sus intereses, su libertad, su vida misma, que guarda o debe guardar ante el juez con quien tendrá que relacionarse y en general ante la sociedad, toda que lo necesita, lo vigila, lo puede escoger como director de su destino o lo puede señalar como indeseable por su indebida conducta profesional”

Marcaba con claridad la finalidad de la escuela: “Formar expertos del derecho y, a la vez, hombres cultos, con una clara conciencia de la moral profesional, es la tarea de toda Escuela de Derecho” 

Del discurso del Lic. Ornelas se desprende que ya en esa época se tenía como objetivo marcado el de construir un sistema pedagógico que lograra la fusión de lo teórico y lo práctico, además de formar profesionales del derecho con capacidad de ejercer el mismo día que obtienen su título profesional y al mismo tiempo, formar investigadores en germen, que puedan absorber el pleno conocimiento del derecho y cooperar, cuanto antes, a su progreso.

Lo decía Karl Marx: Los hombres hacen su propia historia, pero no la hacen arbitrariamente bajo circunstancias elegidas por ellos mismos, sino bajo circunstancias directamente dadas y heredadas del pasado.

Con todo lo que pueda tener de determinismo el concepto anterior, nos muestra que son las condiciones concretas las que determinan los hechos, esto desde luego, incluido el hombre como protagonista, en este caso, nuestra Escuela de Derecho, como artífice de su propio destino, al ser resultado de su entorno, de tal manera que es moldeada por su contexto histórico y social, pero también ella modifica a este. 

A lo largo de estos 70 años, la Universidad Autónoma de Chihuahua y la Facultad de Derecho, se convierten en el resultado de su contexto histórico, al mismo tiempo se han encargado de moldear el carácter de sus maestros y de sus alumnos y formar ciudadanos y ciudadanas conocedores del derecho y fieles servidores de la justicia.

Esperamos que en los siguientes 70 años la Facultad de Derecho consolide su presencia en la comunidad, la guíe por el camino de la legalidad y el respeto a los derechos de todos sus ciudadanos y que continúe formando chihuahuenses comprometidos con su tierra.

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