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2024 ¿Todo está resuelto?
Sin Retorno

2024 ¿Todo está resuelto? 31 de diciembre de 2023

Luis Javier Valero Flores

Chihuahua, Chih.

Ineluctable. RAE: 1. adj. Dicho de una cosa: Contra la cual no puede lucharse.

Las elecciones presidenciales de junio próximo constituyen el hecho central del inminente 2024.

Su importancia apabulla a grado tal, que opaca al resto de los temas con los cuales despediremos el año en unas horas.

Los relevos presidenciales han sido, todos, muy importantes, pero el de ahora inunda prácticamente todas las conversaciones.

Razones sobran.

El desenlace no está resuelto. 

De ninguna manera, a pesar del enorme despliegue efectuado por el régimen para convencer a la mayoría de los votantes de que la elección ya está ganada por la precandidata gubernamental, Claudia Sheinbaum.

Y si en el ámbito nacional no está resuelta, en el local, tampoco, aunque la coalición gubernamental local (pues gobierna el PAN con la participación de numerosos priistas), como la nacional, tiene una ligera ventaja, reflejada en los resultados de las elecciones del 2018 y 2021, que servirán de parámetro (uno de los importantes a tomar en cuenta).

En 2018, en Chihuahua, Andrés Manuel López Obrador (Morena) obtuvo 643 mil votos, por 425 mil de Ricardo Anaya   del PAN que, si se sumaran los 240 mil votos de José Antonio Meade, que contendió por el PRI, nos llevaría a inferir que la ventaja de AMLO en Chihuahua, en ese año, fue mínima, de solo alrededor de 20 mil votos.

Sin embargo, los votos opuestos a López Obrador serían los mencionados, más los 132 mil obtenidos por Jaime Rodríguez (El Bronco).

Tres años después, esa diferencia crecería pues los votos por los candidatos de la oposición, en la elección a gobernador, Maru Campos con 576 mil, en tanto que Juan Carlos Loera, de Morena, alcanzaría 444 mil 600, por 156 mil de Alfredo Lozoya de MC y 95 mil 800 de Graciela Ortiz del PRI.

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Es decir, que los votos alcanzados por la oposición en Chihuahua casi doblaron a los obtenidos por el candidato del partido del presidente.

No pareciera ser ese el panorama actual, a juzgar por los resultados efectuadas hasta ahora y por las distintas evidencias que pueden recogerse de la observación de la situación política en la entidad.

Y porque la única elección estatal será la de senadores, contienda que no despierta el mismo entusiasmo de una elección de gobernador, por lo que probablemente las diferencias mostradas arriba puedan disminuir, además, determinadas en mayor grado por las candidaturas propuestas por ambos bloques políticos.

Por añadidura, el bloque gubernamental de la localidad pondrá su principal empeño en la elección de diputados locales y las alcaldías, debido a que muy frecuentemente las candidaturas a presidentes municipales -de los municipios mayores- son las que ‘arrastran’ el voto de las localidades.

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Pero ese tema fue abordado con alguna amplitud la semana anterior. 

Solo se agregará que los números arriba citados servirán fundamentalmente para el análisis y prospección de una contienda estatal y que las elecciones de diputados locales, federales y alcaldías estarán más influidas por factores regionales y/o locales.

Ahora bien, importa detenerse en la elección presidencial.

El oficialismo destapó -desde hace meses- su estrategia: Desplegar una intensa propaganda que lleve a que un buen número de votantes llegue a la conclusión de que el triunfo de Claudia Sheinbaum es ineluctable*, que haga lo que haga la oposición el triunfo de Morena es imposible de detener.

Para consolidar ese mensaje, el gobierno de López Obrador, al igual que los de sus antecesores priistas, ha echado mano de todos los recursos imaginables, por supuesto con el uso indebido, grosero e ilegal de los recursos públicos.

A la maquinaria morenista solo le falta, para asemejarse por completo al viejo régimen del PRI, los comités seccionales.

La novedad es el uso masivo de encuestas efectuadas por un sinfín de empresas desconocidas en el ámbito de las dedicadas a la realización de encuestas de manera profesional y ética.

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Pero hay hechos, ocurridos posteriormente a las elecciones del 2018, que evidencian la existencia de elementos que nos conducen a pensar que será una competencia muy cerrada.

En la elección a diputados federales del 2021, el bloque gubernamental obtuvo 21 millones de votos, por 19.4 del bloque opositor, una diferencia de 2.4 millones de votos, los que deberían sopesarse bien pues en esa elección Movimiento Ciudadano (MC) obtuvo 3.4 millones.

Factor a tomar en cuenta es el hecho de que hubo 3.5 millones de votos finalmente anulados, debido a que los tres partidos que los obtuvieron no alcanzaron el 3% de la votación, y esos finalmente no valieron.

Así, de esa elección, suponiendo que cada bloque obtuviera una votación similar a la de ese año, estarían en el aire, disputables, alrededor de 7 millones.

Todo puede suceder.

Aún más, en ese mismo año la oposición sacó 1.81 millones de votos por 1.57 millones de Morena en la CdMx. 

Por vez primera desde 1997 los partidos de izquierda perdieron una elección en la capital del país. 

El partido de AMLO perdió 9 de las 16 alcaldías de la CdMx.

Asimismo, en las elecciones del EdoMex de este año, el oficialismo obtuvo 3.63 millones de votos, por 2.83 de la oposición, 8% más, que lejos, muy lejos quedó de los márgenes superiores a los 20 puntos que diversas encuestas le daban a la morenista Delfina Gómez.

¿Podrá ganar Morena la elección presidencial?

Si las elecciones fueran hoy, muy probablemente sí, el problema para el partido en el gobierno es que, como lo sostienen muchos especialistas, muy probablemente ya llegó a su techo en las preferencias electorales.

En cambio la precandidata Xóchitl Gálvez, muy seguramente, podrá crecer más en virtud de un hecho que cualquier encuesta seria lo muestra: La diferencia en el porcentaje de ‘conocimiento’ entre ambas candidatas es de alrededor de 20 puntos.

Sheinbaum es conocida por 85 de cada 100 encuestados y Gálvez apenas por 61 de cada 100.

Ahora bien, al igual que muchos lo sostienen, la mayor parte de los electores que van a votar lo harán por la candidata que propongan sus respectivos partidos-bloques.

Así, cualquiera que hubiese sido la candidata de la oposición, tiene un considerable número de votos, porque son los opositores al presidente López Obrador. 

Y enfrente, igual, porque lo apoyan incondicionalmente.

Pero, como lo sostiene el analista Gabriel González-Molina en su más reciente libro, en esta elección, al contrario de la inmensa mayoría de las otras, alrededor del 80% de quienes sí irán a votar ya tienen resuelto por quien hacerlo y no está garantizado el triunfo para ninguna candidata.

«… a poco tiempo de la elección de 2024, aún no hay nada para nadie… El mercado está polarizado, pero ninguno de los dos polos es lo suficientemente grande para ganar las elecciones». (Gabriel González Molina, Switchers S2 El segmento de la orfandad: Entre el resentimiento y salir adelante, noviembre 2023).

Este dato es radicalmente diferente a las otras elecciones en las que solo la mitad del electorado ya sabía por quien votar, por lo que resolvía su preferencia en la campaña y, casi seguramente, en la casilla al momento de sufragar.

Luego, entonces, existe un reducido número de electores que, igual puede votar por cualquiera de las candidatas, y lo resolverá en el curso de las pocas semanas de la campaña. 

Son los llamados «indecisos» (los denominados switchers)  de todas las encuestas, que en realidad no lo son, sino que definirán su voto en función de lo que ‘vean’ en la campaña, o ‘sientan’, o les ‘lata’ el día de las elecciones.

Como lo sostiene el escritor Héctor Aguilar Camín, «En elecciones competidas, la zona “indecisos” es un hoyo negro que relativiza al máximo la precisión de las encuestas, porque es el hoyo clave, el hoyo donde están los que al final definirán quién gana la elección, pero mientras tanto no saben o no han decidido, o no quieren decir cómo votarán, y entonces no dicen nada». (¿Quién ganará el 2024, Nexos, 26/11/23).

No deberán desecharse los juicios de González Molina. En 2012, el margen de error de su encuesta fue de sólo ¡el 0.26 %! Y en la de 2018, menos del 3 %.

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Dos errores -entre otros- podrían cometer los bloques partidarios en la presente elección: 

Creer que Morena tiene ganada la elección porque la aprobación de AMLO se mantiene alta. Esto es «no saber distinguir que una cosa es aprobar su narrativa y otra, muy distinta, votar de nuevo por él o por Morena. Al presidente lo aprueban muchos, pero la mayoría no votaría otra vez ni por él, ni por Morena». (Ibídem, González Molina).
Creer que la oposición puede ganar en 2024 apoyada sólo en los votos contra el gobierno, «esto reduce la elección a un simple referendo: asumir que los electores decidirán exclusivamente con base a su actitud a favor o en contra del presidente». (Ibídem)
Creer que el factor decisivo del voto son los candidatos, su buena o mala imagen, y sus propuestas. Creer que la elección depende de lo que se le ofrece al elector y no con base en lo que los electores valoran, necesitan y exigen, con base en la demanda, no en la oferta». (Ibídem).
La moneda está en el aire.

-o-

¡Feliz 2024!

Aprovecho para desearles a todos que disfruten el término del año que se va y recibamos con alegría y esperanza el próximo; que lo hagan al lado de sus seres queridos y comunicándose con aquellos que las distancias y el tiempo los han separado.

Que aportemos lo mejor de nosotros a nuestros amigos, parientes, compañeros y conocidos que son, todos ellos y los que no conocemos y no vemos, los que integramos la moderna sociedad chihuahuense.

2024 será un año crucial en nuestra vida.

Más allá de nuestras simpatías, siempre será bueno aspirar y exigirle a la clase política, cualquiera que resulte ganadora, ponga por delante las extremas necesidades que tenemos en Chihuahua.

Tenemos derecho a una vida en paz, con un combate, sostenido, legítimo, inteligente, y apegado al estado de derecho, a la delincuencia, en especial, al crimen organizado, que hace tiempo se enseñorea entre nosotros.

Pero no es todo. 

Tenemos que combatir desde los ámbitos personales, familiares, laborales, sociales; en todos lados, esta predisposición a la resolución de los conflictos o las diferencias por la vía más agresiva, no está demás asentar que la mitad de los homicidios que ocurren en Chihuahua pocas cosas tienen que ver con la delincuencia organizada.

Y esa es la principal aspiración que ahora enarbolamos, que podamos contribuir a hacer de la sociedad chihuahuense una más tolerante, más cálida, más alegre y más justa.

Que las diferencias no nos separen, porque ellos, los otros,  también somos nosotros.

Columna de Plata-APCJ: 2008, 2015, 2017, 2022 y 2023

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Luis Javier Valero Flores

Director General de Aserto. Columnista de El Diario